Después de tres años en blanco, desde su debut en 2006 con "Dirty paper cup" (que ya os presentamos aquí), la ex de Gusgus publica el siempre difícil segundo disco. Del primero nunca se espera nada; la propia sorpresa y la novedad hacen de los trabajos de debut una declaración de intenciones, nada más. Pero cuando alguien se quiere forjar una carrera artística más o menos decente toca, al menos, igualar el listón que el trabajo precedente y a ser posible superarlo. En el caso de Hafdis Huld este segundo disco es más de lo mismo, una continuación natural de su primera obra, sin grandes pretensiones. Un puñado de canciones sencillas y bonitas. Nada más… nada menos. Canciones que en ocasiones tocan la cursilería y entran de lleno en el mainstream pero que, al fin y al cabo, son buenas canciones. Un música y una voz que en mi caso, y no sé por qué extraña razón, tienen la particularidad de quitarme años de encima; será por el tono desenfado y algo infantil que tiene esta islandesa.
Os recomiendo que escuchéis canciones tan lindas como "Oldest friend", "Boys & Perfume", "Daisy", "Synchronised swimmers", "Vampires", "Time of my life" y os dejéis llevar por la ingenuidad y candidez de sus canciones. En pocos títulos parece que el sol que irradia la voz de Hafdis Huld se cubra con nubarrones y se vuelva más sombría. Quizás algo con "Winter sun" o "I almost know i criminal". Con su primer single Hafdis repite título singular, al igual que en su primer álbum con el adelanto de "Tomoko"; en esta ocasión le ha tocado el turno para presentar el álbum al tema "Könguló".
Un saludo y feliz escucha.
Hafdis Huld – “Könguló”.
Hafdis Huld – “Synchronised swimmers”.
Hafdis Huld – “Stop!”.
Le falta empaque a ese spiderman para parecerse al que se avistó en Cádiz...