Este fin de semana me he escapado a Londres con mi mujer. Ha sido un viaje de ocio, museos, compras y, por supuesto, música. Visité esas tiendas de discos que a todos nos gustaría tener en nuestra ciudad. Espectaculares. En un inglés medio indio, medio inglés, me entendí con el dueño de una tienda que tenía en su puerta el cartel de "mejor tienda de musica independiente" en la misma calle de una portada de un disco de Oasis... si no es la mejor, se le debe acercar mucho. Un paraiso.
Y por supuesto disfrutamos de la música en directo. Os cuento:
El viernes nos fuimos al Jazz Café, un sitio emblemático de cena y música en directo de Londres, en pleno centro de Camden Town. Y allí asistimos a un conciertazo de esos de no te menees. Tres artistazas que me impresionaron por su directo.
Abrió la velada Cate Le Bon. Una voz espectacular, con caracter, con melodías originales y arriesgadas interpretadas alternando su guitarra con un teclado Casio. Un directo abrumador. Un poco de folk y más de electrónica, con algo de cantautor y un punto de rock agresivo. Un directo naif, inocente, como virginal, pero con gotas de psicodelia estridente. Una amalgama de sonidos que me gustó muchísimo. A su lado, después, vivimos las otras dos actuaciones. Por supuesto le compramos el pertinente disco de sus propias manos, en una preciosa edición limitada en vinilo blanco.
Tras ella actuó Lissie. Mucho más pop. Quizá en su directo pecó de ser demasiado correcta y eso contrastaba con la fuerza que había desplegado su antecesora. Pero su voz fue de menos a más. Impresionante la canción con la que terminó el concierto. Un juego de voces precioso con su bajista. Fue una actuación sencilla, muy acústica y dando toda la importancia a su voz. Las canciones tenían, en ocasiones, cierto toque étnico y en otras, un aire country-folk. De las tres quizá fue la más flojita, pero sin duda la culpa la tuvo la apuesta arriesgada de las artistas que la rodeaban.
Porque tras ella llenó el escenario la personalidad de Jesca Hoop, una muy interesante mezcla de Björk, PJ Harvey y Tom Waits (fue su niñera, nada más que decir...) con unos espectaculares arreglos musicales tan imposibles como el vestido que llevaba -tanto ella como las dos chicas que le hacían los coros-. Arreglos preciosos en cualquier caso. Como si la chica se hubiese creado su propio mundo imaginario y cantase en él. Entre chiste y chiste interpretó unos temas arriesgados, rasgando la voz pero dándole al mismo tiempo una dulzura exótica. Melodías impactantes, quebradas, suaves y asperas a la vez... Impresionante concierto que nos dejó boquiabiertos con ganas de más. Y por eso se marcó un bis en el que participó todo el público...

Así acabó una noche de musica en directo en un local que os recomiendo visiteis (pero no pidais la cerveza del barril) si vais a la capital británica, una ciudad que cada vez me gusta más... ya tengo ganas de volver...

Para ilustrar la sonrisa que aún tengo en la cara, unos vídeos:


Cate le Bon - Hollow Trees House Hounds




Lissie - The Longest Road




Jesca Hoop - Money




Jesca Hoop - Big Fish




Jesca Hoop - Seed of wonder




Que lo disfruteis...